Varios factores dietarios se han asociado con el riesgo de padecer cáncer de colon pero su rol tanto en el desarrollo como en la recurrencia de esta enfermedad no es claro.
Un estudio publicado en Agosto de este año (2007) en la revista JAMA, analiza los patrones alimentarios en pacientes con diagnóstico de cáncer de colon. Para esto evaluaron en 1009 pacientes dos patrones de alimentación: el ¨juicioso¨ que incluye ingesta de frutas, vegetales, pescado y aves de corral y el patrón ¨occidental¨ : carnes, grasas saturadas, postres y azúcares refinados en gran cantidad. Observaron que los pacientes con gran ingesta de dieta ¨occidental¨ tenían mayor riesgo de recurrencia de su enfermedad que los pacientes con patrón alimentario ¨juicioso¨.
En realidad estos datos sirven para plantear una hipótesis y no conclusiones firmes, pues este análisis es retrospectivo (hacia atrás en el tiempo) dentro de un estudio diseñado para evaluar otro aspecto y no permite analizar datos que pudieran oscurecer los resultados como patrones en conducta de salud asociados con cada comportamiento alimentario (mayor concurrencia a controles, cumplimento con tratamiento). Otro trabajo publicado en la misma revista en Julio de este año, evalúa el mismo punto final en mujeres que habían padecido cáncer de mama y no encuentran asociación entre ningún tipo de dieta y riesgo de recurrencia de la enfermedad. Por lo tanto aún faltan datos prospectivos que apoyen o no esta hipótesis.
En cuanto a actividad física hay varios estudios que demuestran su beneficio tanto en la disminución de la aparición de nuevos tumores de mama y colon como asi también en pacientes con diagnóstico previo de cáncer de mama o colon en la disminución de las recaídas de la enfermedad.
El año pasado se publicó un estudio que evaluó el rol de la actividad física en más de 800 pacientes operados por cáncer de colon con ganglios comprometidos que realizaron tratamiento de quimioterapia preventiva. Este estudio demuestra que la realización de ejercicio aeróbico intenso 4 horas/semana o el equivalente a 6 horas/semana de caminata moderada disminuyeron las recaídas tumorales como así también prolongaron la sobrevida.
Con respecto a cáncer de mama en el Congreso de la Sociedad Americana de Oncología (ASCO) del año pasado se dieron a conocer importantes datos acerca de obesidad, ejercicio y cáncer de mama. Varios estudios demuestran que las mujeres obesas con cáncer de mama tienen tumores de peor pronóstico y mayor riesgo de recaídas tumorales que las mujeres que mantienen un peso normal para su edad y estatura. Esto probablemente se debe a la hiperinsulinemia (exceso de Insulina circulante) que estimularía la actividad mitótica de células tumorales (crecimiento) y a otros factores como la mayor cantidad de estrógenos circulantes y a la producción de factores mitogénicos (estimulantes del crecimiento celular) en el tejido adiposo (leptina). El ejercicio al controlar el peso sería un factor beneficioso en las mujeres con diagnóstico de cáncer de mama.
En base a ésto la recomendación práctica para mujeres con cáncer de mama sería evitar el aumento de peso durante y después del tratamiento para lo cual se aconseja combinar dieta ( ingesta de no más de 20% de calorías asociadas a grasa ) y ejercicio de intensidad moderada ( 3 a 5 horas de caminata a paso moderado por semana).
Instituto Alexander Fleming
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