¿Qué es el linfoma?

El linfoma es un tipo de cáncer. Todos los órganos están formados por células, que normalmente proliferan y mueren en una manera ordenada, cuando una célula se vuelve cancerosa, se multiplica y acumula, dando lugar a la formación de tumores. 

En el caso del linfoma el cáncer se desarrolla en el sistema linfático, que forma parte del sistema inmunológico, encargado de la defensa del organismo contra la infección y se distribuye en él.

Existen 2 clases principales de linfomas:

  • Linfoma de HODGKIN
  • Linfoma no – HODGKIN

Afecta a más jóvenes de entre 15 y 19 años que cualquier otro tipo de cáncer, y a muchos más adultos que niños.

La mayoría de los linfomas no se pueden prevenir. En la actualidad los tratamientos que disponemos ofrecen una mayor posibilidad de recuperación para aquellos que lo padecen.

Causas

La causa de la mayoría de los casos se desconoce. Los factores que pueden aumentar el riesgo incluyen:

  • Ciertas condiciones de salud: el riesgo puede ser mayor en las personas que nacen con una enfermedad que debilita su sistema inmunológico o desarrollan una enfermedad que lo debilita (como la infección por HIV), reciben ciertos medicamentos luego de un trasplante de órgano.
  • Edad y sexo: el riesgo de contraer un linfoma aumenta con la edad, es más frecuente en los adultos mayores y en los hombres.
  • Determinados riesgos laborales: como trabajar con sustancias químicas tipo pesticidas e insecticidas. Muchas personas con linfomas no exhiben estos factores de riesgo. Y muchos de los que los tienen, no desarrollan jamás esta enfermedad.
Síntomas

El síntoma más frecuente es la inflamación indolora de los ganglios linfáticos, que pueden aparecer en cuello, axilas, ingles y otras áreas. Algunas veces el médico descubre la inflamación de los ganglios linfáticos durante un examen de rutina. Otros síntomas pueden incluir: fiebre, sudoración nocturna, cansancio, disminución de peso, picazón, erupciones cutáneas. En algunas personas los síntomas pueden pasar inadvertidos.

Diagnóstico

El diagnóstico implica: historia clínica, que incluye exámen físico para verificar si existen ganglios inflamados, detección de agrandamiento del hígado y/o bazo, exámen de la piel a fin de detectar lesiones específicas; realización de una biopsia, comprende la extracción de un ganglio linfático agrandado o la extracción de una pequeña muestra proveniente del área afectada. El tejido se estudia en el microscopio, análisis de sangre, para detectar células del linfoma en la sangre, alteraciones químicas de la sangre, como el aumento de la eritrosedimentación y de la LDH, estudios por imágenes, radiografía, tomografía computada, resonancia nuclear magnética, tomografía por emisión de positrones (PET), centellograma.

Una vez diagnosticado como Linfoma Hodgkin o no – Hodgkin debe establecerse la variedad, subtipo especial de linfoma y la etapa de enfermedad en que se presenta (estadío), lo que comprende la determinación del número de áreas afectadas y la localización de las mismas, y si existe alguna localización fuera del sistema linfático.

Tratamiento

El tratamiento depende del tipo de linfoma, del estadío, y de otros factores. Puede involucrar uno o más de los siguientes:

  • Quimioterapia: se utiliza un medicamento para destruir las células del linfoma, podrán administrarse por vía endovenosa u oral, generalmente se utilizan en combinación, usualmente comprende varios ciclos, por lo general cada ciclo dura cerca de 3 – 4 semanas, con períodos de tratamiento y descanso. La quimioterapia también puede afectar a las células normales provocando efectos colaterales.
  • Anticuerpos Monoclonales: son producidos en el laboratorio, se diseñan para que actúen selectivamente sobre las células del linfoma, en algunos casos se adhieren a un radioisótopo, transportando radiación a las células del linfoma.
  • Radioterapia: utiliza rayos de alta energía para destruir las células del linfoma en un área determinada, el tratamiento usualmente tiene lugar 5 días a la semana, por varias semanas. La radioterapia también puede afectar las células circundantes normales provocando efectos colaterales.
  • Trasplante de células progenitoras hematopoyéticas: si el linfoma reaparece luego del tratamiento podrán requerirse dosis muy elevadas de quimioterapia, pero la quimioterapia también destruye las células hematopoyéticas normales de la médula ósea, necesarias para garantizar que las células sanguíneas sanas se recuperen luego del tratamiento. Por ese motivo, las células madre de la sangre derivadas de la médula ósea o de la sangre periférica (células progenitoras hematopoyéticas) extraídas del paciente antes del tratamiento o de un donante, y regresadas al paciente luego del tratamiento. Este procedimiento restablece la capacidad de producir células sanguíneas normales luego de la quimioterapia de altas dosis.
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El tratamiento, ¿tiene efectos colaterales?

Los posibles efectos colaterales del tratamiento pueden variar. Algunos efectos a corto plazo incluyen: náuseas y/o vómitos, disminución del apetito, erupciones cutáneas, caída temporal del pelo; escaso recuento de glóbulos blancos con el consiguiente aumento en el riesgo de infección. Algunos de los efectos colaterales a largo plazo pueden incluir: problemas para procrear, desarrollar otra clase de cáncer en el futuro.

La investigación continúa: desarrollo de nuevas drogas, determinación de causas probables capaces de ser tratadas específicamente y/o prevenidas.

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