Matías Chacón: “Al cáncer se lo enfrenta con esperanza y conocimiento”

Referente de la oncología en nuestro país, desde el Instituto Alexander Fleming trató al empresario Federico Ribero en su lucha contra un cáncer de pleura. Aquí arroja luz sobre la enfermedad y enfatiza que la prevención y la detección precoz son la principal arma para combatir ese mal.

Por Germán Heidel. Fotos: Maxi Didari
Revista Gente Enero 2014
Pasión por curar – Chacón asegura:
“Cáncer» no es una mala palabra. Es parte inherente de la vida del ser humano, una enfermedad que brinda también la chance de curarse.

La charla con el doctor Matías Chacón (45) transcurre con imperceptibles sobresaltos, al menos de este lado de su escritorio. Es imposible no estremecerse ante la estadística que, si bien de manera figurativa, brinda este prestigioso especialista para graficar la incidencia del cáncer en la sociedad: “Si vos entrás a un cine a sala llena, la mitad de todas esas personas van a desarrollar un cáncer a lo largo de su vida”. Aunque de inmediato alienta con otro dato: “Pero la mitad de ellos, o más, van a sobreponerse a la enfermedad”.

Pequeño paréntesis: según datos del Instituto Nacional del Cáncer, en 2012 fallecieron en el país 61.866 personas por ese mal. El más frecuente es el de pulmón, seguido por los de colon y recto, mama y próstata. Y el 40 por ciento se podría evitar con costumbres saludables: no fumar, hacer ejercicio y sostener una dieta saludable.

Matías es hijo de Reinaldo, una de las máximas eminencias oncológicas de la Argentina. Tal como su padre, atiende en el reconocido instituto Alexander Fleming, del barrio porteño de Colegiales, al que describe como “mi segundo hogar”. Es miembro de la Asociación Argentina de Oncología y de la Fundación Cáncer (Fuca), y aclara, por si hiciera falta, que la fama de su padre no influyó para que tomara la decisión de ser oncólogo: “Por el contrario, si alguien se opuso a que me dedicara la medicina, fue él. ¡Pero soy terco!”.

En su consultorio, pequeño aunque luminoso, se ven fotos de su esposa, también médica, y sus tres hijos.

Aquí, salvo algún domingo, acude todos los días de la semana para recibir a sus pacientes. Hasta el año pasado, uno de ellos fue Federico Ribero, a quien acompañó y atendió del cáncer de pleura que padeció durante tres largos y difíciles años, lapso en que el empresario valoró públicamente al especialista: en abril de 2013, dos meses antes de su muerte, subió una foto a Twitter en la que ambos posaban sonrientes, tras una nueva sesión de quimioterapia, y escribió: “Gracias a mi médico Matías Chacón, todo el día dedicado a curar. Gran admiración”.

Chacón debió aprender a convivir con esas situaciones, aunque, admite, muchas le “parten el alma”. Sin embargo, entiende que el cáncer “no es una mala palabra; es parte inherente de la vida del ser humano, una enfermedad que brinda también la chance de curarse”.

– ¿Cómo se origina?
– Primero, es la suma de más de 500 tipos de tumores. La esencia de ellos es una célula que ya no obedece al control que ejerce el organismo. Entonces, se sale de carril, crece, se reproduce y es capaz de migrar a otras partes del cuerpo. Todos somos propensos a padecerlo. Pero el margen se agranda a medida de que uno envejece, dado que el organismo también lo hace. También afecta a niños y jóvenes. Esos casos obedecen a mutaciones en el ADN que uno ya adquiere al gestarse, y que en un segundo paso pueden llegar a transformarse en un tumor.

– ¿Hay más cáncer que en el pasado?
– La mortalidad ha bajado (aunque se mantiene como principal causa de muerte entre los 40 y los 64 años), seguramente por el mayor desarrollo tecnológico y porque los médicos hemos ganado mucha experiencia. Si bien la incidencia es mucho más frecuente que antes, eso no es negativo, ya que responde a que ahora existen mayores posibilidades de diagnóstico.

– ¿Cuáles son las variantes de la enfermedad que más han crecido?
– El tumor más frecuente en el hombre es el cáncer de próstata, identificado gracias al aumento de estudios específicos. En la mujer sigue siendo el cáncer de mamas, que viene experimentando un preocupante aumento, sin que se sepa la razón. Una mujer de cada ocho desarrolla la enfermedad, pero si se lo detecta precozmente mediante la mamografía, puede curarse.

– ¿Se ha incrementado algún cáncer ligado al quehacer cotidiano?
– El hábito de fumar es el principal disparador del cáncer de pulmón. La gente no escarmienta, a pesar de que ocasiona también cáncer de labio, lengua, riñón, vejiga, esófago… La conciencia social sigue siendo inferior a la adicción.

– ¿Existe otro caso?
– El hábito de tomar sol viene generando una oleada de melanomas. A partir de 1960 comenzó una sobreexposición exagerada. Aunque sólo un 5 por ciento de los cánceres de piel son melanomas, estos casos alcanzan un 85 por ciento de decesos. Igualmente, la conciencia social en este caso ha crecido.

– ¿Cómo se hace para detectarlo de manera precoz sin caer en la paranoia?
– Los tumores afectan a grupos etarios específicos, lo que no excluye que un tumor puede desarrollarse en cualquier momento de la vida. La mejor herramienta es la prevención: si no hay enfermedad, no hay enfermos. Existen vacunas vitales, como la del HPV (virus de papiloma), o la realización del Papanicolau, para combatir un cáncer que hace estragos, como el de cuello del útero. Otra es la vacuna contra la hepatitis B, que baja el riesgo de contraer un hepatocarcinoma de hígado. Una mamografía anual puede detectar de manera precoz un cáncer de mama y salvar la vida del paciente. Lo mismo la fibrocolonoscopía para el cáncer de colon (ambos estudios se realizan a partir de los 40 a 50 años, según indicación médica).
Hace pocos días se anunció un notable aporte científico argentino contra la enfermedad: en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) se realizó un estudio que explica por qué ciertos tumores son refractarios a las terapias actuales y el modo de bloquear el mecanismo de escape tumoral.

– ¿Cree que finalmente se llegará a una cura del cáncer?
– A diferencia del HIV, el cáncer es una enfermedad demasiado extendida. Es muy difícil pensar que una vacuna revierta todas las situaciones, aunque sí es cierto que los avances en las últimas décadas permitieron detectar puntos débiles en algunos tumores. Debemos optimizar los tratamientos y profundizar la prevención. Y si el cáncer aparece, se lo debe enfrentar con fuerza, esperanza, contención y conocimiento. Por cierto, el descubrimiento del IBYME también puede redundar en beneficios futuros en el tratamiento de otras enfermedades.

– ¿Qué recuerdo tiene de la lucha de Federico Ribero?
– Más allá de lo que era Federico como persona, tuve con él una excelente relación médico-paciente, así como la tengo con el resto de los pacientes, en los momentos buenos y en los malos.

Agradecimiento: FUCA (Fundación Cáncer) y Asociación Argentina de Oncología.